En busca del Záncara
Historias asociadas a la Calzada Romana a su paso por Villarejo de Fuentes
Ruta "En busca del Záncara"
Cada año, la Virgen de Fuentes se desplaza en romería hasta su ermita, junto al Castillo de Fuentes, siguiendo la calzada romana que atraviesa el término de Villarejo de Fuentes.
Esta romería, con el camino que une lo antiguo y lo nuevo, es símbolo de los conocimientos y saberes folclóricos de este. Salvaguardar y poner en valor este recorrido es fundamental para mantener viva nuestra memoria.
En este punto de cruce de caminos se encuentra el origen de la población del lugar. El paso de una calzada romana, con miliarios que lo atestiguan, da constancia de lo antiguo del camino que se ha de recorrer. Es el paso que nos une con nuestra historia.
Esta ruta se engloba dentro del proyecto “En busca del Záncara. Historias asociadas a la Calzada Romana a su paso por Villarejo de Fuentes”, cuyo objeto es la documentación, digitalización y puesta en valor innovadora del patrimonio inmaterial de Villarejo de Fuentes.
1. En busca del Záncara
Cada año, la Virgen de Fuentes se desplaza a su ermita. Su camino, que une lo antiguo y lo nuevo, es símbolo de los conocimientos y saberes folclóricos de Villarejo de Fuentes.
Ubicación: Plaza Mayor de Villarejo de Fuentes
El hoy en ruinas Castillo de Fuentes, junto a su ermita, fueron, en otros tiempos, parte de la población de Fuentes, situada a unos 6 km de Villarejo, junto al río Záncara. Villarejo de Fuentes, municipio enclavado entre la sierra de Almenara y el Záncara, recibió a todos sus vecinos cuando se vieron obligados a cambiar la ubicación debido a las condiciones ambientales que propiciaban epidemias e inundaciones.
Perteneciente al Marquesado de Villena, la historia de Villarejo cobra importancia de la mano del poderío del Convento y Colegio de Novicios de Jesuítas en el siglo XVI.
Pero la conexión de sus gentes con su origen ribereño no ha cesado del todo. Cada 8 de septiembre, la Virgen de Fuentes se desplaza en romería desde el pueblo hasta la Ermita de Fuentes, situada en el antiguo emplazamiento del pueblo. Una vez allí, junto al castillo que atestigua este emplazamiento, se celebra misa y una comida con familiares o amigos.
Esta romería, con el camino que une lo antiguo y lo nuevo, expresada a través de la Virgen de Fuentes, es símbolo de los conocimientos y saberes folclóricos de Villarejo de Fuentes. Salvaguardar y poner en valor este recorrido, con los valores etnográficos del mismo (rituales, medicinales, ganaderos, agrícolas, etc.) es fundamental para mantener viva nuestra memoria.
2. Un manantial de vida
Hoy, un simple gesto, abrir el grifo, nos proporciona todo el agua que necesitamos. Antes, había que hacer cansados viajes para conseguir la preciada agua duz.
Ubicación: Pozo duz
Siguiendo los pasos que cada 8 de septiembre realiza la Virgen de Fuentes, nos topamos con una de las Calzadas Romanas de mayor importancia en la región, especialmente por el transporte del preciado Lapis specularis. En la intersección con esta vía, como quizás ya pudieron descubrir hace más de 2000 años, está el manantial más importante del pueblo: el pozo duz.
Hoy se encuentra escoltado por unas grandes cisternas que alimentan los campos de Villarejo, donde el pistacho y el almendro dominan el paisaje. En tiempos no muy lejanos, era el cultivo de secano el que gobernaba estas tierras, con hectáreas de trigo, cebada, centeno o avena y, ante todo, grandes extensiones de eriales.
Durante siglos, los vecinos y vecinas de Villarejo, con sus carros agujereados con los que cargar los cántaros, se dirigían al pozo duz, donde un hombre se encargaba de bombear manualmente el agua mediante una manivela. En los últimos años, el vecino apodado como Jorobal era el encargado de esta tarea.
Como era costumbre antaño, 2 olmos señalaban la localización exacta del pozo, para que el transeúnte pudiera identificarlo. Uno de ellos fue devastado por un rayo en una tormenta de verano hace décadas.
3. Agujeros olvidados
Fruto de la concentración parcelaria y el paulatino abandono de la ganadería extensiva fueron desapareciendo muchos pozos elementales para la vida.
Ubicación: Junto al Pozo de la Miera
Siguiendo el camino que nuestros antepasados romanos recorrieron, la existencia de pozos y manantiales no debería ser ninguna sorpresa. Los caminos no eran seleccionados al azar, pues el transporte y la ganadería precisaban de puntos de agua, especialmente para abrevar a ganados y bestias de carga.
El Pozo de la Miera, la Fuentecilla, la Fuente del Tejar Viejo o el Pozo del Pobre son sólo algunas de ellas. Sin embargo, fruto de la concentración parcelaria, y el paulatino abandono de la ganadería extensiva, fueron desapareciendo muchos pozos elementales para la vida.
De entre todas ellas, la mayoría eran usadas para que el ganado abrevara, pues eran aguas duras, como la del Pozo Mocolo, la Fuente del Obispo o la Fuente Juanjordana, ya lodada. Pero en algunas fuentes el agua era excepcional, tanto que el mismo pastor se agachaba a saciar la sed. Tal es el caso de la Fuente Arrugado, al noreste del municipio, con aguas muy buenas y disponibles durante todo el año; o el Pozo de La Rinconada, quizás el más antiguo del pueblo, pues se dice que ya era usado por los romanos. Este pozo, enclavado entre el Castillo y el Molinillo del Tío Jesús, a escasos metros del río Záncara, recoge sus aguas de una ladera cercana que hace de este manantial de aguas claras uno de los elementos de mayor importancia histórica asociados a la calzada romana.
4. A piedra seca
Algo tan simple como un chozo atesora infinidad de conocimientos fruto de la adaptación al medio de los villarejeños y villarejeñas que nos precedieron.
Ubicación: Junto al Corral del Peloto
Algo tan simple como un chozo atesora infinidad de conocimientos fruto de la adaptación al medio de los villarejeños y villarejeñas que nos precedieron. Estas construcciones, simples en apariencia, requieren de un alto grado de conocimiento de construcción en piedra seca, teniendo en cuenta factores como la orientación, la inclinación del terreno o la presencia de agua en la cercanía.
Se estiman más de doce chozos cónicos repartidos a lo largo del municipio, donde los pastores descansaban mientras sus ganados reposaban en los corrales contiguos. Sólo tres quedan en pie hoy en día, desaparecidos el resto fruto de la concentración parcelaria. Los chozos de los Moriscos, del Mosquito o Crisóstomo aún se conservan en la memoria de antiguos pastores, hoy retirados, que vivieron otros tiempos en los que el ganado gobernaba estas tierras. También otros corrales, como el aquí cercano Corral del Peloto, servían para cercar al ganado.
Se contabilizan más de 30 ganados en diferentes épocas históricas, siendo la norma la crianza de razas ovinas destinadas a la leche, la cual nutría los famosos quesos manchegos. Era habitual que los pastores bajaran de la sierra o se acercaran desde la ribera al pueblo cargados de cántaros de leche recién ordeñada para vender a los queseros que se acercaban hasta Villarejo para comprarlas.
Por ello, era habitual que estos ganados fueran estantes, es decir, no practicaran la trashumancia. Sin embargo, sí era habitual que pasaran por el municipio ganados procedentes de las sierras, siguiendo en ocasiones la Calzada Romana (coincide con una colada pecuarias) y, sobre todo, de paso junto al propio Castillo, pues era punto de unión de cuatro vías pecuarias: Colada de la Calzada, Colada del Carril de las fuentes, Colada del Carril de las Carretas y Colada del Camino de Fuentes a Villar de Cañas.
5. Arcilla y yeso, teja y mortero
De la tierra y la piedra del propio municipio se obtenían los recursos necesarios con los que impermeabilizar, asegurar y aislar las viviendas de Villarejo de Fuentes.
Ubicación: Junto al Tejar
Las construcciones, hasta hace apenas unas décadas, no eran más que piedra, tierra y madera. Piedra en seco, tapiales y adobes, vigas y columnas. Todo ello protegido por tejas y revestido con mortero de yeso, aislando térmicamente el interior. Y, lo más importante, usando sólo los recursos del entorno.
De la tierra y la piedra del propio municipio se obtenía todo lo necesario. Para la obtención de las tejas, había dos tejares en el municipio: el Tejar Viejo, no muy lejos del pozo duz; y este Tejar, pegado a la antigua Calzada Romana. Tras el moldeado de la arcilla, se secaban las piezas al sol, que más tarde se colocaban en cobija y canal para mejorar el aislamiento. Ambos dejaron de funcionar hace varias décadas.
Para la obtención del mortero que uniera las piedras y revistiera las paredes, la piedra de yeso era crucial. Este mineral, que cristalizado daba lugar al preciado Lapis specularis con el que los romanos fabricaban ventanas, ha sido crucial en la arquitectura popular de la región. En el caso de Villarejo de Fuentes, las canteras más importantes se encontraban apenas a un kilómetro del pueblo, dirección Fuentelespino, estando en funcionamiento hasta finales del siglo XX. Allí, con barrenas y dinamita, extraían la piedra que, tras ser cocida en los hornos que ahí mismo se encontraban, era molida con rodillos en eras para obtener el polvo del yeso, que mezclado con agua y arena daba lugar al buscado mortero.
6. La fuerza del agua
No sólo ha sido el viento el responsable de mover molinos, como nos dejó claro El Quijote. Ha sido la fuerza de nuestros ríos y el ingenio de nuestros antepasados lo que aseguró la base de nuestras vidas: el pan.
Ubicación: Junto al Molino del Cubo
La fuerza del agua y el ingenio del ser humano ha sido el origen de los molinos: estructuras que nos han permitido moler el grano, abatanar nuestras telas, fabricar el papel, moldear el hierro o producir luz. Villarejo de Fuentes no ha sido una excepción, con su circundante río Záncara como protagonista.
Ya en el siglo XVIII se mencionan dos molinos de agua sobre el río Záncara, propiedad del Colegio de Jesuitas y de los Condes de Cifuentes, respectivamente. Estos, unido a un tercero que se instaló siglos después, dan lugar a los tres molinos recordados por vecinos y vecinas en el río: el Molinillo del Tío Jesús (junto al Pozo de la Rinconada), el Molino de La Granja y el Molino Don Juan, cerca ya de Alconchel de la Estrella. Estos dos últimos fueron los últimos en seguir moliendo grano, hecho fundamental para la obtención del bien más básico, el pan.
Además de los mencionados, ya desde el siglo XVIII se tiene constancia de otro más en el Arroyo de la Peñuela: el Molino del Cubo. Propiedad en aquel entonces de los Jesuítas también, tras la desamortización pasó por varios propietarios hasta recaer en manos de la Señora Francisca y su marido Melchor, últimos molineros. Se represaba el agua del arroyo en mediante un caz, formando una balsa de unos 3 metros de profundidad donde se bañaba la gente. Una vez lleno, se abrían las compuertas para hacer caer el agua unos 15 metros para hacer funcionar el molino. De hecho, este fue reconvertido en Molino de Luz, siendo el responsable de iluminar por primera vez las casas de Villarejo de Fuentes.
Pero otros molinos existieron en el propio pueblo. Uno de ellos, el Molino del Lagar, era accionado con la fuerza de unas mulas, y se usaba para exprimir el aceite de la oliva. El otro fue un molino de viento, que se instaló en el pueblo en el año 1788, para evitar así que vecinos y vecinas se tuvieran que desplazar tanto para moler el grano, especialmente en aquellas épocas en las que el Záncara no traía suficiente agua para accionar las muelas.
7. Un encuentro con nuestro pasado
Como cada 8 de septiembre, hemos seguido los pasos de la Virgen de Fuentes en busca del que fuera su hogar, en el desparecido poblado de Fuentes.
Ubicación: Ermita de Nuestra Señora de Fuentes
La Ermita de Nuestra Señora de Fuentes fue levantada sobre los cimientos de una antigua iglesia de 1668, sufriendo después importantes reformas en los siglos XVIII y XX. Consta de una sola nave con planta rectangular y ábside cubierto con cúpula de media naranja. Hoy completamente reformada, durante muchos años fue custodiada por un santero que vivía junto a la ermita.
Junto a ella se encuentran las ruinas del Castillo de Fuentes, que data del siglo XIV. Zona de vigía sobre el río Záncara, tiene una gran panorámica que le permitía controlar grandes extensiones de territorio. Este castillo fue propiedad del Marqués de Villena, según el convenio establecido entre Enrique IV y Juan II de Navarra el 4 de marzo de 1455. Perteneció, junto a Villagordo y Almonacid, al señorío de Villarejo de Fuentes.
Su abandono fue absoluto, llegando a utilizarse las ruinas de su patio como corral de ganado hasta hace apenas unas décadas. Sin embargo, se recuerda como, cuando había grandes tormentas y escorrentías, aún se descubrían restos humanos que confirmaban vida pasada en aquel lugar.
En este punto de cruce de caminos se encuentra el origen de la población del lugar. El paso de una calzada romana, con miliarios que lo atestiguan, da constancia de lo antiguo del camino que hemos recorrido. Es el paso que nos une con nuestra historia.
Tríptico de la ruta autoguiada
Entrevista a Marcos Huélamo Bueno
El artículo "En busca del Záncara"
El proyecto
Villarejo de Fuentes es un municipio español perteneciente a la provincia de Cuenca, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, con una población de 418 habitantes.
En sus orígenes, Villarejo de Fuentes fue llamado Fuentes y se encontraba situado junto al río Záncara, a 6 Kilómetros de su ubicación actual. Además, se vio favorecido por pertenecer al Marquesado de Villena. Gracias al convento colegio de novicios de jesuitas, fundado a finales del siglo XVI, Villarejo se convierte en una de las villas más importantes de la comarca.
La festividad de la Virgen de Fuentes se celebra del 5 al 8 de septiembre, siendo tradición llevar a la Virgen de Fuentes en romería desde el pueblo hasta la Ermita de Fuentes, situada en el antiguo emplazamiento del pueblo. Una vez allí, junto al castillo que atestigua este emplazamiento, se celebra misa y una comida con familiares o amigos.
Esta romería, con el camino que une lo antiguo y lo nuevo, expresada a través de la Virgen de Fuentes, es símbolo de los conocimientos y saberes folclóricos de Villarejo de Fuentes. Salvaguardar y poner en valor este recorrido, con los valores etnográficos del mismo (rituales, medicinales, ganaderos, agrícolas, etfc.) es fundamental para mantener viva nuestra memoria.
El objeto del proyecto “En busca del Záncara. Historias asociadas a la Calzada Romana a su paso por Villarejo de Fuentes” es la documentación, digitalización y puesta en valor innovadora del patrimonio inmaterial de Villarejo de Fuentes. A través de distintas herramientas actuales, se estudiarán las historias asociadas a la Romería a la Virgen de Fuentes, como símbolo de los conocimientos ecológicos tradicionales asociados a los oficios históricos del municipio.
EL PROYECTO «EN BUSCA DEL ZÁNCARA» ESTÁ DESARROLLADO POR VESTAL ETNOGRAFÍA Y FINANCIADO POR EL AYUNTAMIENTO DE VILLAREJO DE FUENTES Y LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE CUENCA.